REGALOS ORIGINALES DE FIN DE CURSO PARA LOS PROFES
Y de pronto… ¡junio! Los peques cuentan los días para las vacaciones, tú piensas en cómo organizar el verano y en el grupo de WhatsApp de padres alguien lanza la bomba:
“¿Y el regalo de fin de curso para la profe?”
Sí, es bonito tener este detalle, pero a veces se convierte en un lío: ¿ponemos bote? ¿regalo individual? ¿una planta, una taza, una libreta más?
Si este año quieres salir del bucle, te dejamos ideas diferentes, con sentido y sobre todo con corazón:
1. Un “kit de supervivencia para profes”
Ponle humor y mucho mimo: una caja con chocolate, infusiones, crema de manos, una vela, una libreta divertida y una nota que diga “gracias por salvarnos de cientos de preguntas, llantos y mocos durante todo el curso”.
¡Funciona siempre!
2. Un cuaderno con dibujos y frases reales de los niños
Reúne dibujos, frases espontáneas (“me gusta cuando me dice bravo”, “es muy guapa”, “grita poquito”), pégalos en hojas con colores o mételos en una carpeta.
Será un regalo irrepetible. Y sí, probablemente llorará.
3. Un vídeo hecho con el móvil
No hace falta ser Spielberg. Pide a cada niño que diga una frase como:
-
“Gracias por enseñarme a atarme los cordones.”
-
“Lo que más me gusta es cuando nos lee cuentos.”
Júntalos en un solo vídeo. Fácil, emotivo y 100% original.
4. Un autorretrato de cada niño en una camiseta o tote bag
Dales un folio a los peques para que dibujen su cara. Digitalízalos y estampa todos los dibujos juntos en una camiseta o bolsa de tela.
Imagina entrar el primer día de septiembre y verla con la bolsa llena de “sus niños”. Éxito asegurado.
5. Un “vale por experiencias”
En lugar de regalar cosas, regalad momentos:
-
Vale por una comida en su restaurante favorito.
-
Vale por una tarde de cine (con palomitas).
-
Vale por un masaje.
Podéis entregarlo junto a una carta bonita, o con un pequeño obsequio que anticipe lo que viene.
Y lo más importante…
Que se note que está hecho con cariño. No importa si es grande, pequeño, comprado o casero. Lo importante es el “gracias” detrás de cada detalle.
Porque sí, educar es una locura maravillosa… y quien ha acompañado a nuestros hijos en todo un curso merece terminarlo con una sonrisa (y alguna lagrimilla también).