SE ALARGAN LOS DÍAS... ¡VAMOS A JUGAR A LA CALLE!
Ya se nota: los días duran más, el sol calienta, los abrigos se quedan en el perchero y a los niños se les escapan las ganas de estar en casa. Es esa época del año en la que, si prestamos atención, el cuerpo pide moverse. Y ellos, más que nadie, lo sienten.
Y aquí va una idea sencilla: aprovechémoslo.
El buen tiempo es el mejor aliado para recuperar lo esencial: el juego real, el que se vive con el cuerpo, con los cinco sentidos y sin botones que hagan “clic”.
Desde Injusa lo tenemos claro: cuando un niño juega al aire libre, gana en salud, en autonomía y en alegría. Pero a veces, entre trabajo, cansancio y rutinas, no sabemos por dónde empezar.
Así que aquí te dejamos algunas ideas para ayudarte a salir, moverte y reconectar en familia, sin tener que complicarte demasiado:
1. Transforma lo cotidiano en un rato de juego
¿Vais a por el pan? Que lo lleve en su correpasillos. ¿Toca tirar la basura? Que lo convierta en una misión en su moto. Las pequeñas tareas del día a día pueden ser la excusa perfecta para que se muevan, participen y se lo pasen bien.
2. Crea un espacio de juego cerca de casa
No necesitas un jardín. Un pasillo despejado, una terraza o la plaza de abajo pueden ser un gran circuito. Lleva su quad, su bici o lo que tenga ruedas, y deja que se invente su propia ruta. No hace falta montar nada complicado: el juego libre hace el resto.
3. Haz del “fuera” parte de la rutina
No esperes al fin de semana. Aprovecha los días largos para que, aunque sea media hora, salgan a moverse después del cole. Y si tú puedes acompañarle, mejor todavía. Un paseo juntos, un reto (“¿cuántas vueltas das sin parar?”) o simplemente estar ahí mientras juega ya suma mucho.
4. Menos “ten cuidado” y más “te estoy viendo”
Deja que pruebe, que suba, que corra, que explore. Estar ahí no es frenarlo, es acompañarlo. El aire libre les da espacio, pero tú le das seguridad.
Lo que queremos decir es sencillo: ahora que los días se alargan, aprovecha para alargar también sus recuerdos.
No hay que hacer grandes cosas. Solo abrir la puerta.
Y dejar que vuelva a jugar. Como antes. Como siempre.